múltiples inocentes consumistas tecnológicas
¿De qué manera la sociedad del consumo
afecta a los niños y niñas
y al concepto de infancia?
¿Debemos considerar a los niños, niñas y adolescentes como víctimas de un marketing manipulador, o como participantes competentes en la cultura de consumo?
“Adulto es el residuo que queda después del desvanecimiento de un niño”, explica Miguel Brieva, según este autor una niña o un niño posee todo un potencial humano indefinido e inmensurable, pero a medida que se va educando, menguan sus posibilidades en función del modelaje de la sociedad de consumo.
Por otro lado, David Bucking en La infancia materialista, se cuestiona gran parte del saber popular sobre los efectos de la publicidad y el marketing; refuta la idea de las niñas y los niños como consumidores incompetentes y vulnerables, de la misma manera que rechaza la imagen del consumo como expresión del poder y de la autonomía de la infancia. Buckingham propone una idea del consumo infantil inmerso en las redes más generales de las relaciones sociales y sostiene que, en las sociedades actuales, el consumo es tanto un terreno de limitación y control como de elección y creatividad. Tiene relación con los juguetes y la ropa o la comida, pero también con muchos otros aspectos como los media, el ocio, la sexualidad y la educación. En último término, es obligado referirse a objetos y mercaderías, así como a los significados y placeres sociales; de aquí que se hable de cultura consumista y no solamente de consumo. El autor nos invita a pensar la forma en cómo la fácil consecución de deseos consumistas afecta a la vida escolar, la relación adultos/niños y las interacciones entre “iguales”.
Las teorías en torno a la muerte o a la crisis de la infancia restan en un segundo término frente a la constante recreación de una infancia consumista.
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