Por consiguiente, en la perspectiva postcolonial es importante reescribir la representación histórica, la heterogeneidad, la memoria y la autenticidad cultural de los pueblos colonizados y marginados debido a que el discurso moderno de la historia surgió simultáneamente con la expansión del colonialismo para legitimar, representar y construir una realidad que sirviera a los intereses del control colonial.
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Ana Mendieta. Tree of life. 1976
http://theredlist.com/wiki-2-351-382-1160-1126-view-cuba-profile-mendieta-ana.html
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En esta misma línea teórica y política se elabora el pensamiento feminista postcolonial que no se refiere únicamente a una temporalidad donde la colonización ha terminado, sino a la deconstrucción y desmantelamiento del universalismo etnocéntrico, las opresiones del capitalismo globalizado, heteropatriarcal y racista para cuestionar las relaciones de dominación estructural, de supresión de la heterogeneidad de los/as sujetos, de sus voces y de sus luchas y resistencias.
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Seydou Keita and Malik Sidibe, A moi seul, 1978
http://staging.artslant.com/la/articles/show/41041
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Una autora imprescindible en esta línea de pensamiento es Chandra Talpade Mohanty quién expuso en el texto “Bajo los ojos de Occidente: academia feminista y discursos coloniales” (1984), una crítica interna a los “feminismos hegemónicos de Occidente” y la formulación de estrategias feministas basadas en la autonomía de las mujeres teniendo en cuenta sus geografías, sus historias y sus propias culturas. Así, El feminismo postcolonial de Mohanty (2008) constituye una crítica a las teorías de las feministas y académicas occidentales, y a lo que se esconde tras la universalización de la categoría social denominada “mujer” que marginaliza a las “otras” –negras, indígenas y campesinas, afrodescendientes, diaspóricas y migrantes, lesbianas, trabajadoras en las maquilas, trabajadoras del sexo, pobres-. Lo que la autora denomina “la diferencia del Tercer Mundo”, para inhibir la heterogeneidad y diferencia que caracteriza la vida de las mujeres de estos países. (Vázquez, 2008)
Igualmente al pensamiento feminista poscolonial se circunscriben autoras como Audre Lorde; Bell Hooks; Gayatri Spivak; Saba Mahmood; Gloria Anzaldúa; Rita Segato; Ochy Curiel; Brenny Mendoza; entre otras, para poner en evidencia que los soportes discursivos y las propias prácticas del feminismo hegemónico–occidental no se ajustan a sus visiones o bien, la distorsionan (…) asumiendo la postura universalista de que nos une la experiencia común del “Patriarcado”, se dejan de observar y analizar las diferencias y la diversidad de las mujeres operando una colonialidad discursiva. (Bidaseca y Vidal, 2010)
Otobong Nkanga, Filtered Memories 1990-92: Resistance, Lagos Roads, 1992 http://staging.artslant.com/la/articles/show/41041
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En relación a lo anterior, Gayatri Chakravorty Spivak incorpora la nocion de “subalternidad”, para plantear un espacios de diferencia no homogéneo, que no es generalizable, que no configura una posición de identidad lo cual hace imposible la formación de una base de acción política. La mujer, el hombre, los niños que permanecen en ciertos países africanos, que ni siquiera pueden imaginar en atravesar el mar para llegar a Europa, condenados a muerte por la falta de alimentos y medicinas, esos son los subalternos. Por supuesto hay más clases de subalternos, los no puede hablar porque no tiene un lugar de enunciación que lo permita (Spivak en Bidaseca, 2010:33).
Así pues, Spivak incorpora en un conocido texto una tesis que cuestionan si “¿Puede hablar el subalterno? (1988), Y en la que responde que “no, no pueden hablar”, pero no porque están mudos/as; no pueden hablar en el sentido de que no son escuchados/as, porque su discurso no está validado por la/s institución/es (educativas, desde la escolaridad primaria hasta la universidad, médicas, jurídicas, científicas) que no solo se han encargado de silenciar sus voces, disciplinar sus cuerpos, sino de desechar la escucha y menospreciar sus saberes. Para Spivak, es imposible recuperar la voz de la mujer cuando a ella no le ha sido concedida una posición-de-sujeto desde la cual hablar (Bidaseca, 2010).
No obstante, subalterno no es sinónimo de “oprimido”; es quien puede llegar a hablar y dejar su condición de subalternidad. En este sentido, si nos detenemos en las diversidad de experiencias de las mujeres podremos reconocer que muchas de ellas han estado en la condición de subalternidad, pero también han ejercitado la posibilidad del habla, y, por tanto, de evidenciar su situación y de intentar modificarla. (Vazquez 2008:3)
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Umezebi St., New Haven, Enugu 2012
http://njidekaakunyili.com/work/5-umezebi-st-new-haven-enugu
etnias y culturas