En el pensamiento decolonial hay una red heterogénea de pensadoras y pensadores, que según la posición geopolítica donde se encuentran, buscan nuevas perspectivas de conocimiento no eurocéntricas para confrontar la colonialidad del poder y del saber. En palabras de Cristhian Díaz (2010) es el interés de “reflexionar críticamente en torno a lo que significa comprender y cuestionar los procesos históricos que dieron lugar, y que aún mantienen la colonialidad como lógica de dominación, exclusión, jerarquización, imposición y legitimación de determinados sujetos, prácticas y saberes, sobre otros cuya naturaleza ha sido históricamente escindida, segregada y minimizada (pg.219). Disputa así, interpretaciones sobre lo social con los paradigmas (neo)liberales, multiculturales y eurocéntricos que se enuncian con las formas de acción social y producción de conocimiento corporativo propias de los procesos posfordistas de acumulación del capital (Sánchez, 2007).
El empleo del termino de-colonial, en vez de des-colonial (con o sin guión), lo propuso Catherine Walsh como manera de distinguir entre la propuesta de-colonial del proyecto modernidad/colonialidad, por un lado, del concepto de «descolonización» en el uso que se le dio durante la Guerra Fría, y, por otro, de la variedad de usos del concepto de «post-colonialidad» (Mignolo, 2008).
El pensamiento decolonial se teje en el concepto “herida colonial” de Gloria Anzaldúa (1987) para explorar los lugares de la memoria colonial con una de sus frases ya célebres: “The U.S.- Mexican border es una herida abierta where the Third World grates against the first and bleeds”. Obviamente, la expresión tiene valor de cambio en todas aquellas situaciones en las cuales Europa y Estados Unidos infringieron y continúan infringiendo la fricción de la misión civilizadora, desarrollista y modernizadora. (Castro y Grosfoguel, 2007).
Doris Salcedo, Shibboleth, 2007
http://d.hatena.ne.jp/niigata-art226+yuyama/20140916/1410860048
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